Otro de los coches para bodas puede ser uno de los modelos que produjo la compañía Chevrolet, el Bel Air. Este modelo solo se produjo durante 22 años, desde el 1953 hasta 1975. Y es que cuando te referías en la época a un coche de lujo, el Bel Air era el modelo por excelencia.
Los coches para bodas tienen que ir acompañados de motores especiales. Los motores que poseían estos modelos eran V8, es decir, un motor de dos bancos de cuatro cilindros, que comparten cigüeñal en forma de letra V. La transmisión de estos clásicos en su mayoría eran automáticas las cuales estaban situadas a la derecha de los volantes con una palanca con la que se puede seleccionar el movimiento del motor, como la marcha atrás, marcha automática o el punto muerto. La potencia de los motores rondaban los 4300 centímetros cúbicos y los caballos de potencia podían ir desde unos discretos 140 caballos hasta 220 en el caso de los modelos “super-turbo-fire”.
Estos coches para bodas son ideales ya que las líneas características de los modelos de la década de los años 50 son claramente con formas redondeadas. Eran modelos de dos puertas y poseía unos parachoques delanteros cromados y unos faros que dan aspecto de ojos reales al vehículo, pero los faros traseros daban aspecto de aletas de tiburón. Las ruedas traseras están carenadas, es decir, semiocultas en la carrocería y normalmente todos los modelos eran de techo duro. A finales de esta década las líneas cambiaron ligeramente haciendo que los faros delanteros estuviesen más exteriorizados y el Bel Air paso a tener también cuatro puertas y a ser convertible, también estaban disponibles en modelo ranchera.
En la década de los años 60 las características exteriores del modelo Bel Air era completamente diferente de los años anteriores, las formas que tiene son similares a las de un Chevrolet Impala de los mismos años como podemos comprobar en uno de los post anteriores que hicimos la semana pasada. Los faros traseros del Bel Air de esta época son pequeños y completamente redondos. En los últimos años de la producción de estos clásicos, los años 70, las líneas del vehículo tenían un aspecto mucho más cuadrado, característica que como hemos podido observar en los blogs anteriores tienen la mayoría de los clásicos americanos en esta década. Los faros delanteros son empotrados y los traseros pasaron de una forma redonda a ser rectangulares. Cada generación de este clásico tiene su especial encanto lo que le convierte en uno de los coches para bodas más perfectos que tenemos a nuestro alcance.
Si queremos ver estas joyas de las cuatro ruedas podemos verlos en películas como Capote (2005), el coche de policía de Sin City (2005) o en 007: Vive y deja morir (1973) y pasar de ver un coche de cine a ir en uno de los coches para bodas más especiales.
Comentarios recientes